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lunes, 11 de mayo de 2015

Asilo-Teruel









                                    EL ASILO  (JUAN CARLOS NAVARRO CASTELLO)

En "La Crónica, periódico conservador de intereses generales" un periódico de turolense de 1883 se publicaba el día 25 de aquel septiembre que:
El viernes (día 23) por la mañana llegaron á esta ciudad las Hermanitas de los pobres desamparados, siendo recibidas por un numeroso gentío que las saludó con cariñoso afecto. Varios carruajes particulares las condujeron á los domicilios que ocuparán provisionalmente, hasta se instalen en el Asilo”.

Y en cuanto a los actos de inauguración del Asilo leíamos el día 27 en el mismo “La Crónica” que el sábado día 24 habían celebrado la inauguración con una velada literaria-musical, que era una fórmula que se utilizaba mucho entre la gente teruelana de bien en aquellos tiempos; se solían juntar en el casino y el uno cantaba, la otra tocaba el piano, aquellos habían ensayado una zarzuelita o una obrilla teatral… y entre unos y otros lo pasaban casi mejor que nosotros hoy día. La crónica de Ricardito decía así:
“Lo mas notable que ha habido en estos festejos ha sido la velada literaria-musical que tuvo lugar en el salón principal de la Casa-asilo, el sábado por la noche presidida por el Prelado. Cantaban, Vicentita Mallen y nuestro querido amigo y célebre tenor D. Andrés Marin. Leian discursos los ilustrados doctor Moreli y D. Estanislao Romero, estando la orquesta y coros bajo la direccion del entendido maestro señor Subero. Calculen nuestros lectores si con estos elementos la velada seria de primer órden.
Lleno el salon de la sociedad mas distinguida de Teruel en todas las clases, sexos y edades, y despues de una brillante sinfonía muy bien ejecutada por la orquesta, el Sr. D. Estanislao Romero, pronunció mas que leyó un excelente discurso, probando que, «el cristianismo por medio de la caridad, redimió de la esclavitud á 1a clase obrera.» Los aplausos con que el ilustrado auditorio acogió tan bien pensado trabajo cómo elocuentemente dicho, probarían al Sr. Romero la delectación con que fué escuchado desde el principio hasta el fin.
Despues se cantó una fuga del maestro Eslava, en la que tomó parte el Sr. Marin, resultando un conjunto armonioso y sumamente delicado.
Al empezar á leer el Sr. Valero-(D. Juan) un discurso del M. I. Sr. Dr. Don Juan Morell, que versaba sobre este asunto: «La Casa-asilo de las Hermanitas de los ancianos desamparados, á mas de ser un establecimiento esencialmente benéfico, es una verdadera defensa social» no fué posible el restablecer el silencio perturbado por la extraordinaria concurrencia que rodeaba el edificio y llegaba hasto las puertas del salón, ávida de presenciarlo todo y principalmente de oir y ver á nuestro célebre paisano, Sr. Marin. Hubo necesidad de suprimir esta parte del programa con no poco disgusto de personas muy ilustradas que deseaban oír este discurso…//
Llególe el turno á Marín, y es claro, á la primera nota reinó el silencio. Canto el número segundo del Stabat Mater de Rossini, ó sea el Cujus animam. //
Cantó despues la aventajada señorita Vicenta Mallen, la escena y plegaria de Leonora «Son guiunta, ¡grazie, oh Dio!» en el primer acto de la Forza del Destino, de Verdi. Voz muy igual, pastosa y bien timbrada, dice con notable maestría las frases recitativas, canta con sentimiento y cuando en un periodo tiene que atacar notas agudas, las ataca dominando orquesta y coro como tuvimos ocasion de notar con el coro de religiosos, que en la ópera se oye dentro, y en esta noche estuvo á cargo de la capilla. Creemos que ésta joven artista no debe abandonar el bel canto, toda vez que tiene facultades naturales, y aptitud indudable para conseguir muchos triunfos en la escena. Despues de decir esto, podíamos suprimir que fué grandemente aplaudida.
El Sr. Obispo dió las gracias á todos los que directa ó indirectamente hablan contribuido á tan amena velada; se mostró satisfecho de los que le hablan ayudado á la instalación de las Hermanitas y asilados en aquella casa de caridad… //
Terminó la velada con un bonito coro, letra del laureado poeta D. Miguel Atrian y música del Maestro Subero, cantando las estrofas la señorita Mallen y el Sr. Marín, entré atronadores aplausos y entusiastas bravos, y el coro la capilla reforzada por voces tan excelentes como la del Sr. Cerezo, y otros cuyos nombres no recordamos.

 LA PROCESION.
El domingo (día 25) despues de la misa cantada en la Santa iglesia Catedral, en la que ofició de Pontifical el Ilustrisimo Señor Obispo, diciendo la oracion sagrada, el muy ilustrado orador don Faustino Marin, fué conducido en andas por cuatro sacerdotes el Santísimo Sacramento, en solemne procesión á la iglesia del Asilo, acompañando al Prelado, el Ilmo. Cabildo. Clero Catedral y Parroquial, Seminario Conciliar. Hermanitas de los pobres, Union Católica, Círculo de Obreros y otras asociaciones religiosas de ésta ciudad, á más de gran número de fieles que acudieron á honrar con su asistencia aquel acto. Despues de haber colocado á su Divina Magostad en el altar de la citada iglesia, se cantó un solemne Te-Deum con el que finalizó el acto religioso.
Se sirvió un lunch á los invitados, y una abundante comida á cien pobres.”

No nombraron en la crónica al maestro de obras, D. Cosme Soriano, a quien podemos imaginar participando en la celebración.
Cuando acabó la fiesta, a las tantas seguramente, pues no era raro que estas fiestas terminaran a las tres o las cuatro de la madrugada, hora solar,  se irían a sus casas en grupos dando tropezones con fanales y linternas, pues se quejaban mucho en la prensa de la época de que las lámparas de las calles, de aceite, estaban casi siempre apagadas. Al día siguiente cien pobres comerían, probablemente mucho mejor de lo que habían hecho en mucho, mucho tiempo.
Hemos conservado, y tal vez a alguno le choque, la ortografía tal y como se utilizó en aquellos tiempos. Donde aparece “… //” quiere decir que hemos quitado un trozo de texto para no hacer la crónica excesivamente larga.
































































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