La torre mudéjar comienza a erigirse en 1257 y en su cuerpo inferior se
abrió un paso en forma de bóveda de cañón apuntado para uso de los transeúntes.
Es de planta cuadrada y posee tres cuerpos profusamente decorados con azulejos
y cerámica vidriada. Remata en una linterna octogonal. Presenta estructura de
torre cristiana, hueca dividida en salas superpuestas. A continuación hay una
segunda sala iluminada por las ventanas del cuerpo central con el suelo a ras
de las mismas, que abren por el interior dentro de retalles del muro. La sala
superior se corresponde con el cuerpo de campanas. Su planta está configurada
por los cuatro pilares de esquina y los cuatro del centro de cada lado,
perfectamente apreciables desde el exterior. Entre ellos quedan paños de pared
en los que abren los vanos, dobles en la parte baja y cuádruples en la alta. En
la parte alta los machones se unen entre sí por medio de arcos que unifican el
espesor del muro. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en
1986.
Se accede al interior de la Torre a través de los talleres primero y de
la casa (actualmente deshabitada) de los campaneros, que a su vez son
carpinteros. En un nivel inferior se encuentra el reloj, mecánico y de remontaje
eléctrico, que se encarga, mediante una larga transmisión que llega hasta lo
alto, del toque de las campanas de cuartos y horas. La sala de campanas es un
gran espacio vacío, que ha sido ocupado por una gran estructura de madera, en
la que se ubican, en dos niveles, las tres grandes de volteo, dos de repique y
otra más de señales en la parte baja, y otra campana en desuso, así como las
matracas, en un nivel superior. La misma estructura sirve de acceso mediante
escaleras de madera a la planta superior, en la que se encuentran dos campanas:
el pequeño campanillo del toque de coro, que es de hierro, y la extraordinaria
campana de las horas, de factura gótica, y fabricada expresamente para el
"reloix de la ciudat de teruel". Por encima de todo, en una linterna
de complicado acceso mediante otra escalera muy inestable de madera, se
encuentra la campana de los cuartos.
Pepé Ube
estuvo toda su vida vinculado a este sitio. Su familia estuvo a cargo de las
campanas de la Catedral desde el año 1920, y él desde los seis años las hacia
sonar con sus propias manos. Nacido en la Casa del Deán, que tradicionalmente
la ocupan familias de artesanos a cambio de hacerse cargo de tocar las campanas
de la Catedral. Antaño sonaban continuamente: para los funerales, para anunciar
misa e incluso para alertar a los vecinos de que ocurría una emergencia. En los
últimos años cada vez se escuchan menos, pero el campanico sí sigue tañendo
cada día minutos antes de las 10 de la mañana. Ahora está automatizado, pero
durante décadas era Pepe el que subía hasta la torre de la Catedral para
hacerlas sonar.
PEPE UBE siempre será recordado como EL CAMPANERO DE LA CATEDRAL.
No hay comentarios:
Publicar un comentario